Con un depurado estilo teatral e ironía, el autor retrato una familia con ínfulas: un auténtico estudio psicológico de la clase media-baja parisina durante la 3ª República.

“¡La señora Canivet!... ¡Ah! Entonces me acordé… Fue la señora Canivet quien, la noche de la reposición de Don Juan, me había dado noticias de la familia Cardinal. Bajar a los palcos del tercer piso era entonces toda la ambición de la señora Canivet… y aquella ambición se había más que satisfecho… Fue en los palcos del primero donde me encontré a la señora Canivet. Le hice un cumplido: - ¡Ah! -me respondió-, así es como sucedió… Soy portera en el barrio de la Madeleine. Pues bien, hubo tantos y tantos cambios de ministros en los últimos tiempos que terminé por tener uno de ellos en mi edificio. Habló con el director de la Ópera y bajé hasta los palcos del primer piso.”

Ludovic Halévy (París, 1834-1908) se dio a conocer gracias a sus cuentos y pequeñas novelas humorísticas en las que describía la sociedad parisina de la época. Más adelante escribió para el teatro colaborando con el libretista Henri Meilhac, con el que firmó buena parte de los libretos de las operetas de Offenbach. Ambos impregnaron el género de un lenguaje afrancesado y libertino más próximo al vaudeville. De esta época son las óperas La Périchole y Carmen (musicada por Bizet y publicada en 1875), o las comedias Frou-Frou y La Petite marquise.