No sólo es Perdición (1944) una de las películas más importantes de la Historia del Cine sino que la estela de su influencia puede rastrearse hasta nuestros días. Para Woody Allen se trata de la mejor película jamás filmada por nadie. En cualquier caso, fue una obra decisiva para todo el cine negro rodado durante el final de la época de los Grandes Estudios. Esta primera película noir de Billy Wilder introdujo algo realmente nuevo en el cine americano: los delincuentes ya no eran criminales profesionales, ni pertenecían a la mafia; eran personas normales, de clase media, arrastradas por la ambición y la pasión sexual.

Quizá lo realmente insólito de este filme sea que, siete décadas más tarde, todavía mantenga intacto su poder de seducción. Si Perdición sigue fascinando no es solo por el trabajo de adaptación que convirtió el poco convincente y banal argumento de la novela en un guion de complejo andamiaje, rico en punzantes diálogos y dotado de un ritmo de tintes jazzísticos, sino también porque Wilder supo orquestar la brillante interpretación de su reparto con una puesta en escena envolvente, dotada de una imaginería rica y sugestiva.

Gonzalo Pavés Borges, Doctor en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna y Profesor Titular en esta misma universidad. Ha participado en diversos cursos y seminarios en torno a diferentes cuestiones relacionadas con el Cine y la Historia del Arte. En el ámbito de la investigación, sus líneas de trabajo se han centrado en el arte cinematográfico. Ha publicado El cine negro de la RKO. En el corazón de las tinieblas. (T&B Editores, 2003). En 2014 coordinó junto al Dr. García Gómez el libro colectivo Ciudades de Cine (Cátedra). También ha formado parte del consejo de redacción de diversas publicaciones como La Revista Local, la revista cinematográfica Rosebud, la Revista de Historia y, desde su fundación, Latente. Revista de Historia y estética audiovisual. Asimismo, de 2005 a 2008 colaboró en La Opinión de Tenerife con su columna semanal Cruce de Miradas.