Este libro nos adentra en el difícil territorio del sufrimiento, que incluye los modos en que podemos conceptualizarlo, experimentarlo y gestionarlo hoy en día, desde un punto de vista filosófico y, por ende, crítico. Realiza un recorrido por los diferentes manejos y conceptualizaciones que la biomedicina, la religión cristiana, el derecho o la sociología han realizado del sufrimiento, con el ánimo de esclarecer sus consecuencias, incluyendo un replanteamiento de la herencia cultural que le atribuye un sentido positivo. Este replanteamiento entraña una crítica a la cultura del castigo y a las apropiaciones teodiceicas y sociodiceicas del sufrimiento, que contrastan con el valor atribuido al testimonio.

Por otro lado, frente a los manejos biopolíticos del sufrimiento y la vulnerabilidad, cuyas lógicas se ponen de manifiesto, se proponen una política (y una ética) afirmativas, basadas en la promoción de la vida y no en su expropiación o su explotación. Para ello, se exploran capacidades morales como la empatía, el cuidado y la atención, sin olvidar las posibilidades expresivas del arte en el contexto actual de los debates acerca de la espectacularización y banalización del sufrimiento, tal y como tienden a presentarlo los medios de comunicación de masas. Finalmente, se discute seriamente la opción posthumanista de abolir el sufrimiento, toda vez que parece coherente con la idea central de esta obra, a saber, que no es el sufrimiento nuestro lugar más propio.