El avance de la tecnología es cada vez de mayor envergadura. Su límite solo es temporal: lo que hoy resulta imposible, mañana es una realidad. La tecnología nos fascina, nos deslumbra con sus ofertas para una vida mejor. Sus aplicaciones están propiciando un beneficio evidente para el ser humano. Negar esta realidad sería necio. Pero también lo sería dar carta de libertad al saber tecnológico y dejar que sus dictados se conviertan en las directrices que han de marcar el futuro de la especie humana.

Uno de los sectores más sensibles al desarrollo tecnológico es el de la salud. La tecnología ha permitido avanzar en su mejora, pero ha incidido también en lo que son sus principios éticos y jurídicos básicos. Los destinatarios son las personas y en ellas hay humanidad, valores, dignidad y derechos.

En este libro se analiza la incidencia de la tecnología en la sanidad desde una perspectiva distinta a la habitual. Esta es una obra de bioderecho, en la que se aúnan derecho, ética y ciencia en la búsqueda de soluciones justas a la complejidad moderna: no todo lo que es técnicamente posible es éticamente aceptable y, aun siéndolo, es necesario establecer el marco jurídico que garantice el respeto al mínimo común denominador social que posibilite las decisiones justas.

En los primeros capítulos de esta obra se analiza el marco ético, que afecta tanto a los principios rectores como a las aplicaciones concretas (algunas de evidente actualidad, como la robótica asistencial). En los capítulos subsiguientes se dirige la atención a las relaciones sanitarias derivadas del uso de la tecnología: autonomía y tecnología en la era digital y ante las crisis sanitarias, tratamiento de datos de salud, telemedicina y medicina de precisión.

Tecnología sí, pero en su justa medida. Detrás de toda creación humana existe una finalidad cuantificable en la que su contenido ético es irrenunciable. Y también hay una corresponsabilidad social que identifica los dictados de justicia que permiten la convivencia respetuosa y en dignidad.