«La casa estaba tan helada como imaginaba desde la cama. Apenas hacía una hora que se había marchado su marido con los niños y ya parecía que llevara años desocupada. Era como si, en ausencia de la presencia humana, el calor de las estufas se hubiera congelado en el aire, convirtiéndose en un frío gélido. No lo quiso pensar en estos términos, pero sentía que era como si la casa, de repente, la habitara la muerte.»Paula está en paro y ha cambiado la oficina por las tareas domésticas. Poco a poco, se irá dando cuenta de que algo no va del todo bien en su hogar, de que una presencia maligna busca su destrucción.