primero fue el zumbido de una mosca: luego llegaron los maestros
de la obediencia (el l¡mite del tiempo m ximo, el abrazo
caliente) ycasi todos estuvieron contentos: los perros en la perrera,
el henoen el henil, la arena en el arenal donde los vidrios
se hacenpiedras de mar

luego fue como el atrito de una culpa, lapropuesta de venganzas
contra desconocidos y de las actualizaciones teol¢gicas: el desacuerdo,
no encontrando expresiones adecuadas,termin¢ con el traducirse
al ingl?s de los aeropuertos

fue,en fin, el prohibido aparcar, las astucias ca¡das en el regazo
deun ansia, de una luna quisquillosa, de los sollozos a mitad
deprecio de quien, escabroso y esencial, deglut¡a gram ticas
notramitadas, peque¤os calvarios a go go