Emmanuel de Montcuit, cabeza de una pr¢spera familia de ascendenciafrancesa, se establece en C¢rdoba en 1876. Con negocios en el mundodel vino, entabla conexiones econ¢micas y pol¡ticas con influyentesfamilias cordobesas como los Alvear o el Conde de Torres Cabrera. Eneste entorno, sus hijos crecen entrelaz ndose con estas relaciones yforjando su propio camino, a veces en armon¡a con el padre y, enocasiones, generando declarados enfrentamientos. De forma paralela,Mar¡a y Pepe, empleados de la ®Casa del franc?s¯, construyen su propio n£cleo familiar, reflejando la din mica de una ciudad de provinciasen la C¢rdoba de finales del siglo XIX. Sus hijos buscan destinos que, de una forma u otra, los conectar n con los descendientes de losMontcuit. Como Carmen, la hija menor, que demostrar  que el lugar delas mujeres de su barrio no se limita al que todos quieren reducirla.A lo largo de casi cincuenta a¤os, ambos linajes, y por motivosdiversos, enhebrar n sus destinos, desde los campamentos militaresespa¤oles en el norte de África hasta las trincheras de la PrimeraGuerra Mundial, pasando por las