Éste es el relato de un hombre nacido en las heladas estepas siberianas y obsesionado con una fabulosa Atlántida, y de su excepcional abuela materna, Charlotte, fuente inagotable de historia, que a lo largo de su extraordinaria vida, le va contando casi desde la cuna. Pese a una dura travesía de episodios atroces, Charlotte, hija de una familia francesa que se traslada a Rusia en 1903 poco después de la visita del zar Nicolás II a París, y que es una mujer culta, nostálgica de la ciudad y de sus cafés iluminados, les habla a sus nietos, hijos de la era postestalinista, de hechos extravaganes extraídos de viejos períodicos ocultos.