Los viajes de negocios pueden ser uno de los aspectos más estresantes o estimulantes de la vida de un ejecutivo; todo depende de lo bien preparado que se esté. Después de que la fiebre de la jet-set ha pasado, los viajes de negocios pueden convertirse en una tarea dura y penosa. Viajar constantemente es exigente y agotador, pero también puede ser enriquecedor y tremendamente estimulante.
Así que, ¿cómo se puede rentabilizar el valor de un viaje de negocios para uno mismo y para la empresa? ¿Qué podemos hacer para que la experiencia sea menos agotadora, suavizar la frustración y mejorar en general su efectividad?