La incógnita sobre la identidad del escritor que puso en un brete a Cervantes adelatándose con una segunda parte apócrifa del Quijote. De su resolución se han ocupado infructuosamente muchos investigadores y académicos, como se muestra en la primera parte de este libro. Pero el Quijote está vivo, cabalga de corazón en corazón. Sus cuitas son las nuestras y una de las más angustiantes, para el Caballero, para su creador y sus innumerables seguidroes, fue la irrupción de un 'gemelo' impostor, que se apropió de su nombre, amigos e historia. Con tantos seguidores el enigma no podía permanecer. Era cuestión de trabajo, amor y suerte y estos tres elementos confluyeron en uno de esos impagables quijotistas anónimos.