¿Quién puede afirmar que jamás se ha postrado frente a un espejo y sentido que la imagen que éste le devuelve es la de un extraño? Ese desdoblamiento, ese intersticio entre nuestro ser, el que enfrenta la cotidianidad, y el que habita en un tiempo que es todo menos presente, es el mundo en el que transcurren las dos nouvelles que conforman este fascinante libro. En el texto que da título al libro, el narrador observa ese ser autónomo pero dependiente de su existencia, sentado en el borde de su cama. A partir de este hecho las múltiples voces del autor alternan narraciones por las que desfilan excéntricos personajes como un filósofo travesti, un masajista ciego y un niño experto en canarios. El relato que cierra el libro, El pasante de notario Murasaki Shikibu, trazado bajo la misma línea de la metamorfosis múltiple, combina parajes y seres místicos y mitológicos, como las cuevas de Ajanta en la India o un Golem que azota la ciudad en la que habita la protagonista de la historia. Al final, nos queda la certeza de aquello que el narrador de Disecado afirma con total convicción: «la realidad es un pálido reflejo de cualquier acto creativo»