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Consagrada princesa de la pantalla en el umbral de la adolescencia, en el origen del más fantástico fenómeno de admiración desmesurada desde Shirley Temple, Romy Schneider, sin embargo, se cansa rápidamente de los personajes almibarados que parece condenada a encarnar. Su encuentro con Alain Delon y su partida para Francia al principio de los años sesenta, le permiten iniciar una segunda carrera y convertirse en la actriz favorita del público de habla francesa. Dirigida por grandes realizadores internacionales, tales como Orson Welles, Otto Preminger y también Joseph Losey, esta muchacha, hija y nieta de actores célebres, no encontraba realmente su camino más que através de directores europeos. Actriz mascota de Claude Sauset, au que intérprete igualmente de Francis Girod, Andrej Zulawski, Jacques Rouffio, Roberto Enrico y tantos otros, Romy Schneider supo impregnar a sus personajes de un estilo particular, cercano a la melancolía. Heroína a menudo trágica en el cine, pero también en su vida privada, Romy Schneider no consiguió nunca conciliar la serenidad personal con su carrera profesional. Una serie de dramas, entre ellos la muerte de su hijo, contribuyeron a la desaparición precoz de quien sigue siendo una de más conmovedoras figuras del cine moderno. Con ayuda de testimonios y una abundante documentación, Françoise Arnould y Françoise Gerber han reconstruido la carrera y vida de Romy Schneider, rindiendo homenaje a su talento y a su sinceridad.