Diecisiete investigadores de orígenes, disciplinas y tendencias islámicas muy distantes exponen, con datos abrumadoramente reveladores, el verdadero proyecto imperialista iraní y sus graves consecuencias para la región y la paz internacional. En el mundo árabe predominan dos visiones de Irán. Una se apoya en la política iraní desde el éxito de la revolución de 1979, liderada por el ayatolá Jomeini, tras la que Irán se proclamó como un país islámico defensor de los débiles y oprimidos, comprometido con las causas árabes como la palestina, y como un Estado hostil a Israel que desafía a Estados Unidos y a Occidente. Otros, sin embargo, comienzan a percatarse, sobre todo desde la posición de Irán ante las revoluciones árabes, de que sus objetivos distan enormemente de esta visión romántica. El posicionamiento de Irán a favor del régimen sirio de Bashar al-Asad ha terminado por revelar su estrategia política imperialista y la doble cara de su política exterior desde hace décadas.

A través de estudiados movimientos geoestratégicos, fundados en brazos políticos, sociales, religiosos, militares y terroristas, Irán ha extendido su dominio en el Próximo Oriente. Su estrategia ha influido de modo determinante en la caída de regímenes y en los cambios políticos recientes de la región, generando la ruptura del equilibrio tradicional de bloques islámicos, teniendo ahora a Irak, el Líbano y Siria a su favor. Según defienden los autores, el objetivo de esta estrategia es resucitar el papel dominante del antiguo Imperio persa en el mundo islámico y en la política internacional en línea con su posición histórica contra el Mundo Árabe.

Por último, cabe destacar que no se trata de un libro contra el chiismo: los autores argumentan que la rivalidad entre las sectas sunita y chiita instigada por Irán no es más que un medio para lograr el éxito de su estrategia, cuya clave es más geopolítica que religiosa; denuncian, por tanto, una instrumentalización de la religión por parte de Irán en pro de sus intereses políticos. Estamos, pues, ante una obra que no es imparcial pero sí honrada, que expone sus argumentos mediante datos y hechos tan contrastables como abrumadoramente reveladores.