Cual metáfora de un Ganges infinito, el Guadalquivir acompaña a Carlos en su trágico desamor. Poco a poco, la corriente se irá llevando en su devaneo trazas de la pena que este siente, diluyéndola a medida que navega. Sumergiéndola en el tiempo.En ambas orillas descubrirá aspectos esenciales de la vida de Sevilla a traspasar.