Una lujosa historia visual de la edad dorada de los viajes

El metabolismo del viaje cambió más en el siglo pasado que en el medio milenio previo, una impresionante transformación disparada por el ansia norteamericana de conocer mundo. En menos de 100 años, los EE UU produjeron en masa el automóvil, inventaron aviones, autopistas, moteles, incluso enviaron al hombre a la Luna. Viajar se hizo más rápido y fácil. Sobre todo, se democratizó, permitiendo a millones explorar tierras distantes o ver la suya de un modo más completo.

A principios del siglo XX, sólo las personas que disponían de ingresos considerables y tiempo libre podían disfrutar de los viajes de ocio. A fines de siglo, los periplos llevaban horas, no días, y el viaje de masas -especialmente los breves vuelos aéreos- se convirtió en la nueva norma. A lo largo del camino, los transatlánticos batieron récords de velocidad, los trenes aerodinámicos bramaron por las vías o los elegantes hidroaviones evolucionaron en jumbo jets. Fuera a bordo de locomotoras o barcos de alta velocidad, de jets o buses Greyhound -o cuando fijaban su propio horario en la carretera abierta-, los norteamericanos requirieron una movilidad aún mayor y opciones más amplias de destinos, estableciendo de este modo nuevos estándares para los viajeros de todo el planeta.

Una lujosa historia visual de este ansia nacional de conocer mundo, este volumen presenta más de 400 anuncios impresos de la Colección Jim Heimann, que ilustran la evolución del viaje recreativo -desde el doméstico al global, del exclusivo al popular, del exótico al corriente- y su papel crucial en la cultura norteamericana.

Con una introducción, análisis década a década y una cronología ilustrada, este libro destaca los progresos culturales y tecnológicos que transformaron al viaje, de ser una mullida travesía para la élite, en un pasatiempo práctico para el ocio del público en general. 20th Century Travel nos lleva a una gran gira por la edad dorada de los viajes.