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Antes de labrarse su carrera como cineasta, Clint Eastwood trabajó como actor a las órdenes de otros realizadores. Uno de ellos, el director norteamericano Don Siegel, fue su referente a la hora de construir su propio estilo fílmico junto con el italiano Sergio Leone. Famoso gracias a películas como La invasión de los ladrones de cuerpos, Crimen en las calles, The Lineup, Código del hampa o Brigada homicida, Siegel dirigió a Eastwood en varias ocasiones. Una de las más memorables fue Harry el sucio, vibrante thriller y uno de los títulos más significativos de la renovación que experimentó el cine policíaco estadounidense a principios de los años setenta. El retrato de un duro policía de San Francisco que, en su afán por capturar a un asesino en serie, acaba saltándose los límites de la legalidad, servía para trazar un ambiguo y polémico contraste que diluía las diferencias entre el inspector y el criminal. Harry el sucio es un clásico del género y estableció un patrón que pervive en la actualidad.